2 de junio de 2004
(Bernardo Neustadt desde Miami)
Ayer a pesar de todas las amenazas de las nubes hubo sol y hubo playa, y hubo vida y hubo trabajo, hubo bienestar. Por la noche me encontré con Mónica De Fortuna a cenar y un amigo que no veía hace tiempo que está hace año acá en los Estados Unidos. Aquí hay un progreso tan asustante que llevan quince años asustándose del progreso asustante, diciéndose `bueno esto parece que ya está, de acá no podemos pasar', y siguen pasando en todo lo que tenga que ver con valores inmobiliarios, venta de departamentos. Están haciendo en el centro de la ciudad unas modificaciones de tal tamaño que no se puede creer, 40 mil metros cubiertos de casas, oficinas, lugares de esparcimientos, y no se olvide que acá el 70 % son latinoamericanos que salen de países fracasados, vienen acá y resulta que son un éxito, es el sistema, ¿no? No es que yo quiera ser norteamericano, sino que simplemente con un sistema adecuado hasta la mediocridad tiene éxito.
Me puse a pensar, a veces pienso, en Carlos Álvarez Teijeiro que tuvo una gran infección pulmonar, y es una de las cosas que más me preocupan hoy.
Seguimos adelante. En la Argentina todavía pasan cosas. El martes si Dios quiere se inaugura el Kansas de Palermo. Después de años de batalla, de lucha y de paciencia consagran, el 29 creo que es, a un maestro de la medicina argentina. Le dan el premio al Maestro de la Medicina Argentina, Ramón Leiguarda, además a los doctores Alfredo Buzzi y Roberto Pradier. Me esclavizo en Ramón Leiguarda porque sé de su investigación, de su intensidad, de haber hecho de Fleni uno de los centros de investigación casi únicos en la Argentina, admirados en el mundo. El Premio Maestro de la Medicina Argentina, fue instituido hace unos 30 años y esta vez le toca a un hombre que pudo haberse quedado en Estados Unidos, en Inglaterra donde estudió. Sin embargo prefirió volver a la Argentina, y ahí tuvo fortuna. La familia Pérez Companc lo ayudó a formar Fleni, y hoy la Fundación Pérez Companc está bajo la lupa del Gobierno que quiere buscarle no sé qué meollo para decir: `No, no, no, ¿cómo puede ser que haya una persona en la Argentina que haya donado un hospital, una escuela de enfermeras, una universidad, dos centros de salud expertos en neurología, ¿cómo puede ser?, no puede ser.´ Hay una frase que encontré de Abraham Lincoln que dice que: ´Ningún hombre es lo bastante bueno como para gobernar a otros sin su consentimiento y que la ignorancia es la única habilidad que no necesita perfeccionamiento´, aunque se puede lograr la excelencia en la ignorancia, algunos tiene un éxito.
Bernardo Neustadt
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