16 de septiembre de 2004
Bernardo Neustadt desde Estados Unidos
Buen día. No deje en el rincón de los olvidos los sueños heroicos. Usted va a trabajar, usted va a llevar a sus hijos al colegio, usted va a vivir, la vida es buena. Lástima algunos de nosotros que la lastimamos. Otros la honran. A lo mejor sin salir en televisión, que es mejor. La esperanza es como un chicle eterno. Usted la puede masticar, la puede estirar toda la vida, eso sí , no se la trague... la esperanza, el chicle. A veces uno se despierta y piensa qué puedo hacer por un país que está en el olvido, todo gris. Insistir en soñar sueños heroicos.
Estoy de vuelta en Miami después de una gira por San Diego. Aquí al lado nomás, casi sobre nosotros dos huracanes que ya se están alejando gracias a Dios y un tercero que amenaza, la gente aquí está ayudándose, ayudando, sirviendo. Solidaria de verdad. No en los diarios, no en la televisión, no en internet, de verdad.
Ayer gracias a Dios pude dar con Marcela Camblor. Ella es uno de esos sueños argentinos que a veces tiene que emigrar en el mundo, por que a lo mejor en Argentina su lugar no está, o no se lo dieron, o no lo supieron adivinar. Aquí está al frente del urbanismo nada más que de la Florida, la zona más azotada por el huracán. Ella vive donde el huracán Iván cayó como un rayo fulminante, con esas cosas que tiene la naturaleza cuando se enoja.
Bernardo Neustadt
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